De California a Barcelona
Hoy ya hace una semana de una de
las mejores experiencias de mi vida.
El pasado lunes 16 de Febrero,
Katy Perry vino a Barcelona (después de siete años lol). Pero la pequeña
aventura empezó el día anterior.
Domingo 09:00, suena el
despertador. Me levanto, me ducho, me visto y arreglo alguna que otra cosa de
la mochila. Había quedado con Alba a las 10:30, pero yo me estaba retrasando y
ella también (?). Así que al final nos encontramos en Clot a las 10:45 aprox.
El viaje era sencillo; íbamos hasta plaza España, cogíamos un bus (podríamos
haber ido a pie pero supongo que somos así de… ¿perras?) hasta el Palau y
punto, pero no contábamos con un error de cálculo. En el bus teníamos que
contar siete paradas según Google maps, pero en realidad ERAN CUATRO. Pero
bueno, el caso es que llegamos al Palau y llegamos a la zona de “campamento”.
La gente fue SUPER simpática con nosotras, nos recibieron super bien, nos
explicaron las reglas de la cola y nos “recomendaron” que hiciéramos amigos.
Nosotras plantamos las esterillas
cerca de los “cabecillas” y de ahí no nos movió nadie. Un dato interesante es
que NO TENIAMOS TIENDA, que risas ¿eh?
Hasta las 17:30 más o menos, que
fue cuando llegaron las otras dos acompañantes, estuvimos hablando con gente,
jugando a cartas, hablando entre nosotras, comiendo, haciendo el imbécil,
snapchateando y demás. Cuando llegaron las otras dos, Anna y Ester, fue un poco
más de lo mismo, pero entre cuatro.
TEMA DE PIPI Y POPO (porque más
de una persona me preguntaba esto omfg): Al lado del “campamento” teníamos un
chiringuito con un baño público, y en la misma calle teníamos un polideportivo
donde también nos dejaban pasar. Claro que, todo esto a las once ya estaba cerrado,
así que a partir de esa hora nos tocaba ir al monte jajajaja. No sé por qué me
rio porque casi me pillan meando dos desconocidos Y ESO QUE ALBA ESTABA
VIGILANDO HOLA.
Pero bueno, en fin. LA NOCHE. La
QUERIDA noche. El tema del frio era importante, porque realmente hacia MUCHISIMO
frio. Y eso que mi madre nos mandó con mis primos UNA CUBRECAMA ENORME.
Ah, anécdota ridícula. A eso de
las once nos fuimos a dormir (porque realmente ya no había nada que hacer) y
aunque no lo creáis, me dormí enseguida. PERO. A las doce y media nos fueron
despertando para ponernos los números en la mano (para respetar el orden de
cola y eso) y yo pillé un rebote impresionante. Me quitaron el sueño para
ponerme una mierda de número y perdí la postura y me super frustré y casi
quería llorar. FIN.
Siguiendo con la noche, después
de que me desvelaran me costó mucho volver a sentirme cómoda. ADEMAS, justo al
lado nuestro había una tienda con las tres personas más escandalosas del mundo.
Gritaban, cantaban, hablaban gritando, se reían gritando, y más cosas GRITANDO.
Solo os diré que nuestra alarma estaba puesta a las seis y ellos no se fueron a
dormir hasta las 5:40.
El lunes se supone que nos abrían
las verjas a las siete, pero pasaron los de seguridad y dijeron que hasta las
diez nada de nada...
Lunes 10:00, abren las verjas.
Por orden y sin correr nos colocan entre las vallas que forman la cola y nos
hacen sentarnos. Nos explican las normas básicas, nos indican donde está el
lavabo más cercano y nos dicen a qué hora más o menos se abrirán las puertas.
Pasamos siete horas en esa
dichosa cola. Teníamos el culo plano y estábamos un poco desesperadas y
agobiadas. Jugamos al Jungle speed. Comimos. Seguimos jugando. Hablábamos con
la pareja de Tenerife. Hacíamos fotos. Dejamos de jugar.
Había gente que me preguntaba qué
haríamos con las mochilas. Los padres de Alba fueron SUPER SIMPATICOS y aparte
de venir a traernos la comida y la merienda, se llevaron todas nuestras cosas.
Por otro lado Anna y Ester habían venido en coche, así que ahí dejaron ellas
sus cosas.
A eso de las seis/seis y media
nos colocaron en filas paralelas y por orden de entrada. Nervios en aumento. En
ese corto intervalo uno de los chicos que estaba al principio de la cola
recibió una llamada donde le decían que se perdería la actuación de la telonera
porque lo estarían preparando para (llegado el momento) estar en el escenario
mientras sonaba Birthday. Así como lo leéis. Se quería poner a llorar y no me
extraña nada.
A las siete y poco abrieron las
puertas y fue todo muy deprisa. En cuanto pasamos las puertas cogí a Alba de la
mano y corrimos escaleras abajo hacia la pista. Hubo quejas y demás cuando
llegamos al piso de abajo, pero era evidente que una vez pasadas las puertas,
el orden de los números quedaría olvidado. Corrimos aún más en cuanto pisamos
la pista y dos tíos de seguridad nos gritaron “¡NO CORRAIS!”, pero nos lo
pasamos bastante por el forro. Y gracias a eso, a dormir en la calle y pasar
dos días sentadas en el frío suelo, conseguimos estar a menos de un metro de la
valla. Solo diré que delante de mí había un chico, y delante de ese chico ya
estaba la valla, luego nada más, luego estaba Katy.
El concierto superó mucho mis
expectativas, en todos los aspectos.
Cuando empezaba el show los
gritos eran descomunales. Había luces, flashes, humo… Y cuando salió ella,
cuando vimos su cabecita asomar desde el centro de la pirámide… Los gritos ya
eran la hecatombe, eran ensordecedores. Al público le invadió la euforia.
El concierto fue avanzando y a
cada canción que cantaba los gritos y las lágrimas aumentaban.
Lloré mucho, muchísimo. Con International
Smile se me escapó alguna lagrimita pero porque es una de mis canciones
favoritas. Fue en la parte acústica donde su voz, sus palabras y todos sus
sentimientos, te llegaban al corazón. No sé cómo describir exactamente la
sensación. Pero todo el conjunto te aislaba, hacia desaparecer a la gente de tu
alrededor y solo quedabais Katy y tú. Tú y Katy. Era inevitable llorar.
Teenage dream me enloqueció y jamás
lo hubiera pensado. Esa canción se volvió especial desde el momento en que
salió, solo por las fechas. Y luego la letra… aix.
El show en general fue perfecto.
No hubo nada que saliera mal. Katy entre fuegos artificiales, Katy volando en
el aire (risas), Katy hablando en catalán, Katy volando con gobos, Katy mandándonos
a callar, Katy sonriendo, Katy diciéndonos “te amo”.
Aun ahora se me sigue poniendo la
piel de gallina cada vez que recuerdo esa noche. Se me saltan las lágrimas
recordándolo todo. Y de hecho, he llorado dos veces escribiendo esta entrada.
Soy demasiado sentimental.
Y bueno, hasta aquí la bonita
experiencia. Hay cantidad de detalles que no he contado. Seguramente alguno que
otro se me escapa, y alguno que otro no quiero contar porque es demasiado
especial. Katy el 16 de febrero me hizo feliz, nos hizo felices a muchos. Y no solo eso, sino que gracias a ella he conocido a gente que es amor.
No voy a hacer evidente si la
quiero más o menos. Sé lo que son ella y sus letras en mi vida. No tengo que
demostrarle nada a nadie, los sentimientos se quedan para mí.
Vuelve pronto Katy, o al menos,
vuelve.
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